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El acompañamiento pre- y postnatal haptonómico favorece el desarrollo de los lazos afectivos entre el hijo/a, el padre y la madre. Les permite vivir una relación de ternura mientras el bebé se encuentra todavía en el útero de su madre.
Favorece igualmente la acogida del recién nacido en el momento del parto y tras este. Muy tempranamente el bebé adquiere una seguridad de base que le invita a la autonomía, a la comunicación y a la confianza.

La naturaleza de la relación afectiva que se establece durante este acompañamiento entre el padre, la madre y el bebé, favorece la expansión del sentimiento de parentalidad, de responsabilidad afectiva de los padres conforme a la forma de ser del hijo/a. Ellos descubren que pueden sostenerle en su desarrollo psíquico, físico y afectivo, a la vez que le ofrecen un espacio propio ; mucho antes del nacimiento ellos le confirman para tomar la iniciativa en la relación. De este modo, se instauran ya las bases de una relación educativa orientada hacia su autonomía.
El acompañamiento prenatal no es reducible a una preparación al parto. No es asimilable a una técnica, a " gestos ". Es una preparación a la acogida del bebé. Este es acompañado, guiado y sostenido por su padre y su madre durante toda su vida intrauterina y durante el nacimiento.
Con ocasión de cada encuentro con el acompañante, los padres descubren cómo relacionarse con su hijo/a empleando el contacto psicotáctil afectivo-confirmante lleno de ternura y de amor. Este intercambio solícita un compromiso afectivo por parte de los dos padres, que es posteriormente renovado y desarrollado en el domicilio.
El acompañamiento es progresivo y adaptado a las fases de desarrollo de la gestación.
De esta forma se crea una relación afectiva que da al bebé, aún antes de su nacimiento, sentimientos de individualidad y de seguridad esenciales para la expansión de sí
A pesar de que no sea reducible a una preparación al parto, el acompañamiento favorece un nacimiento natural y ayuda al parto. En efecto, la haptonomía considera la integridad de la persona.
La vida afectiva - sentimientos y emociones - se manifiesta a nivel de la corporalidad animada.
En particular, el sentimiento de bienestar, de integridad del ser se acompaña, en el plano corporal, de un tono muscular muy específico - firme y flexible - y de una laxitud de los ligamentos propicios al parto.
Este estado corporal no es el resultado de una técnica o de ejercicios, sino el del efecto liberador de la relación afectiva que da seguridad. Es decir que la haptonomía es totalmente incompatible con los métodos que tratan de modificar el tono muscular y la respiración, tales como el yoga, la sofrología, las técnicas respiratorias, etc. Estas, por su carácter de aprendizaje, obstaculizarían el efecto liberador de la expresión afectiva. Además, toda atención puesta sobre la respiración o sobre una "representación imaginaria" del bebé, constituye un obstáculo al contacto afectivo con este.

Debemos insistir en el hecho de que el acompañamiento de la relación afectiva entre el niño/a y sus padres no se interrumpe en el momento del nacimiento.
En efecto, vivir una ruptura del modo de relación afectiva que él ha conocido en el seno de su madre, induciría una frustración perjudicial para él.
Tras el nacimiento, el bebé debe ser acompañado, y esto de forma muy específica. Cuatro encuentros postnatales (o más) son deseables. Aquí también, cada encuentro se adapta al estado de su desarrollo. La primera sesión debe realizarse, como mínimo, en las dos primeras semanas tras el parto.
Mediante el apoyo de base - forma de sostener al bebé que le da seguridad - tomando así consciencia de su corporalidad y desarrollando un estado de seguridad de base en este mundo nuevo. La última sesión tiene lugar en el momento de la adquisición de la marcha autónoma, en el momento en el que el niño/a alarga por sí mismo su espacio.

1. El lugar del padre :
La presencia del padre en el curso del acompañamiento pre- y postnatal es esencial en tres aspectos:
Permite al padre tomar sin tardanza su lugar en la relación triangular afectiva padre-madre-hijo/a. Los tres implicados se encuentran igualmente gratificados.
Es el padre el que constituye el recurso afectivo de la madre, él la sostiene, la acoge durante la gestación y durante el parto.
En el momento del nacimiento juega un papel de mayor importancia en el encuentro del bebé con el mundo exterior.
Si el padre, aunque disponible, no desea un acompañamiento haptonómico, hay que renunciar a este último. En efecto, un acompañamiento hecho sin su asentimiento, puede causar efectos nefastos. Por el contrario, si el acompañamiento no puede ser conducido en presencia del padre - por imposibilidad estricta - este puede (y debe ser) reemplazado por una persona próxima a la madre.
2. La intimidad :
El acompañamiento pre- y postnatal haptonómico nunca es posible en grupo. En efecto, el embarazo y el nacimiento son acontecimientos de una importancia considerable en la vida de las personas. El lugar de la afectividad en estos acontecimientos exige un respeto de la vida privada y de la intimidad. El acompañamiento sólo puede pues abordarse mediante la forma de encuentros personales entre el acompañante y los acompañados. Este acompañamiento de la vida afectiva precisa de una actitud respetuosa y prudente por parte del acompañante.
Sólo una pre-información sobre el acercamiento afectivo-confirmante haptonómico, y sobre el acompañamiento pre- y postnatal pueden eventualmente ser comunes a varias madres y padres que esperan un niño/a. Un acompañamiento en grupo estaría en contradicción total con los principios fundamentales de la haptonomía.
3. El calendario de las sesiones:
Es deseable que muy pronto tras la concepción los padres puedan - en 2 ó 3 sesiones - familiarizarse con la fenomenología haptonómica y descubrir sus propias facultades.
Después, el acompañamiento prenatal haptonómico propiamente dicho se inicia alrededor del 4º mes y, en todo caso, antes del fin del 6º mes. Precisa un mínimo de 8 encuentros hasta el nacimiento. Este acompañamiento es progresivo y adaptado a las fases de desarrollo del embarazo. Iniciado tras el 6º mes, perdería su razón de ser y no podría ser conducido de forma adecuada y armónica.
Tras el parto, se aconseja un mínimo 4 sesiones de acompañamiento postnatal: la primera lo más pronto posible en las dos primeras semanas, después las otras aproximadamente cuando el bebé cumple el primer y tercer mes ; y la última en el momento de la adquisición de la marcha autónoma.

Además de las personas habilitadas para practicar el acompañamiento pre- y postnatal haptonómico, existen algunos tocoginecólogos y matronas capacitados para asistir los partos en condiciones hapto-obstétricas conformes a la fenomenología haptonómica.
Su lista se adjunta a la de las personas que practican el acompañamiento pre y postnatal haptonómico
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